Para estar saludables: Los placeres mínimos de cada día

Fuente: Tucuman a las 7 - Argentina

Caminar bajo la lluvia, tomarse un café en una terraza, darse un baño a la mañana, programar un viaje... Son sólo algunos ejemplos de los placeres que, según los gustos de cada persona, pueden revitalizar el cuerpo, despabilarnos aun en los momentos más difíciles y hasta curar enfermedades.

Al menos, así lo asegura la psicóloga argentina Evelyne Bissone Jeufroy, quien lleva gran parte de su vida estudiando y trabajando en Francia, y que acaba de venir a su país a presentar su nueva obra: Cuatro placeres al día, ¡como mínimo! El despertar del cuerpo y el alma, un libro donde aborda los efectos benéficos del placer sobre el cuerpo y el espíritu, y nos da la receta para lograrlo.


"Desconfiar del placer, anteponer las necesidades de otros a las propias, postergar la felicidad para un futuro impreciso: somos capaces de vivir en el sufrimiento y pensar que eso es lo natural, lo que nos ha tocado", dice un fragmento de la reseña de su nuevo libro. Y explica que muchas veces "pasamos por la vida sin tomar conciencia de que muchas de las actividades que realizamos, incluso las más rutinarias, pueden transformarse en placeres liberadores". Por eso, Bissone Jeufroy "nos convoca a celebrar un contrato con nosotros mismos para ejercitar el placer como un acto de libertad", y darnos cuenta que así "nuestra salud se enriquece", y nos permite "despertamos a un estado de alegría y de paz interior que es contagioso y transforma nuestro entorno".

Perfil.com entrevistó a Bissone Jeufroy, especializada en el acompañamiento de personas que atraviesan dificultades pasajeras o que desean reorientar su vida.

- ¿A qué placer se refiere cuando habla de placer?

- Para empezar, no hablo de las drogas ni del consumir, porque ese es un acto pasivo. Yo hablo del placer activo, del placer que hay que ir a buscar. Eso no significa salir a comprarse una cantidad de cosas porque nos sentimos mal; eso y las drogas, o el trabajar todo el tiempo, es llenar vacíos. Y no pone el cuerpo en el estado del placer del cual yo estoy hablando. Yo hablo de un placer que uno va a buscar, que tiene unos efectos en el cuerpo muy importantes que hasta puede curar enfermedades... Planificar un viaje, tomar un café en una terraza, caminar bajo la lluvia... Los placeres son muy personales, pero aun los placeres más rutinarios no tienen que hacerse automáticamente, hay que tomar conciencia de lo que está ocurriendo en el cuerpo con esos placeres.

-¿Solemos olvidar y dejar de lado los placeres?

- Cuando estamos en dificultades, con mucho estrés, o atravesando duelos o momentos difíciles en nuestras vidas, en esos momentos nos olvidamos completamente del cuerpo, que sufre horrores... Allí es cuando me vienen a ver los clientes: cuando sufren en su rendimiento profesional, o en momentos transitorios, de cambio de trabajo, jubilación, o problemas personales. Yo los ayudo a darse cuenta que es muy importante poner el cuerpo en el placer para tomar confianza, eso hace crecer el rendimiento, nos pone más dinámicos...

- ¿En qué consiste el método de "al menos cuatro placeres por día"?

- Consiste en armar una lista de entre 25 y 30 placeres personales, aunque sean cotidianos... Uno, por ejemplo, me contestó quería respirar, que nunca respiraba... Pero tenemos que tratar de de que no queden en sueños, de que se concreten, entonces se les pregunta cuándo quieren concretar su placer y con quien. Puede ser que desee hacerlo solo, con amigos, con familiares, con la pareja... Puede ser hoy, mañana, una semana, o en tres o cinco años, pero tiene que concretizarse. Es un modo de activarnos positivamente, nos ayuda a sentirnos capaces de luchar, es una toma de conciencia de lo lindo que es la vida... y hasta las defensas del cuerpo suben con el placer.

- ¿Hay que buscar el placer cada día?

- El placer es efímero, hay que refundarlo todos los días, pero con el tiempo -yo les digo que tienen que anotarlos por uno o dos años- el cuerpo se acostumbra a darle bienestar al cuerpo, y cuando nos falta ese placer al que estamos acostumbrados, nos damos cuenta que algo nos falta, empezamos a preguntarnos qué falta, y nos damos cuenta, tomamos conciencia... el placer es una receta, es una estrategia... hay que anotarlos en un papel o en un cartón y ponerlos en un lugar donde los veamos todos los dias, porque en los momentos difíciles, de mucho estrés o duelo nos olvidamos de esos placeres, y es cuando el cuerpo más está sufriendo y es cuando más necesita que nos ocupemos de él.

-En su libro usted dice que el placer es un acto de libertad... ¿a qué se refiere?

- Porque al placer hay que poder ofrecérselo, es un regalo que uno se hace así mismo... sin permitirse los propios placeres es como estar de rehén de los sufrimientos, de la condición de ser humano... Pero además, el placer es contagioso, y cuando estamos ahí, rebozando de felicidad, imaginate el entorno qué contento que está, y uno también recibe la alegría del entrono...

Este libro es, entonces, "una invitación al banquete de la vida", describe la reseña. Y agrega: "Cada uno de nosotros posee en su interior el potencial de una verdadera revolución"... Pareciera que sólo resta buscar concientemente esos placeres propios y ponerlos en el cuerpo; ese cuerpo a veces sufrido, pero a veces sólo perezoso.

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