La Habana, Cuba.- El mar, laboratorio original donde se creó toda forma de vida. Génesis de algunas especies que por evolución natural colonizaron la Tierra, pero mantienen en sus células la composición de sus orígenes.
En la antigüedad, Hipócrates preconizó que el mar era capaz de curar enfermedades y recetaba inmersiones en agua salada para tratar dolencias comunes.
Pero, en la insalubridad del medioevo no eran asimiladas esas enseñanzas. Con el paso del tiempo, las playas devinieron disfrute de bañistas y deportistas, pero no para recibir sus beneficios medicinales.
Nada puede comparar la riqueza mineral de estas aguas: yodo, potasio, azufre, sodio, silicio, calcio, magnesio, plancton y algas microscópicas. Todo produce indiscutibles efectos terapéuticos sobre la piel y las articulaciones. Incluso, la evaporación del agua de mar, carga el aire de gotas en suspensión de oligoelementos y de iones negativos. Respirar ese aire marino estimula el sistema inmunitario.
Muy explotada por los centros de rehabilitación, ponen precio a los beneficios que nos da natura y que no se resumen en algunos kilómetros de playas comercializadas. Dondequiera que haya mar, sus bondades aportan salud. Sus minerales y oligoelementos mejoran afectaciones dermatológicas (acné, piel grasa, hongos, heridas o cicatrices).
La ciencia ha insistido en las propiedades del agua salina para impedir la aparición de virus y bacterias. Elimina la sequedad de las mucosas, que propicia microorganismos patógenos sin contar que el ambiente marino cuenta con gran concentración de ozono natural, gas atmosférico de acción antibiótica. Además, el pH alcalino impide el desarrollo de hongos y combate micosis vaginales como las candidiasis. Por último, no es secreto que el agua de mar actúa como colirio natural de los ojos.
Quienes buscan perder peso tienen una aliado en los baños de mar que ayudan a eliminar toxinas, porque la diferencia de presión entre el aire y el agua favorece la eliminación de líquidos por el sudor y la orina. El yodo que se absorbe a través de la piel, estimula el metabolismo para quemar energías. También es el mejor tratamiento contra las tensiones nerviosas. El contacto del agua en el cuerpo, el sonido relajante de las olas, produce un efecto sedante para el estrés, insomnio y nerviosismo.
Sin excesos, protegiéndose siempre de los horarios de mayor fuerza del sol que puede estropear la rehabilitación encontrada en el agua de mar.
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